El pasado día 2 de Abril, sábado, la Semana santa astorgana inauguró oficialmente sus actos con la celebración del tradicional Pregón en la S.A. Iglesia Catedral, con la presencia del Exmo. Sr. Obispo de la diócesis, autoridades civiles y religiosas, Sr. Alcalde de la ciudad, Juntas mayores de León y Zamora, cofradías, hermandades y archicofradía y el numeroso publico que llenaba las naves catedralicias.
En esta ocasión el invitado para realizarlo fue al Exmo. Y Rvdmo. Sr. Obispo de la
diócesis de Zamora, D. Fernando Valera Sánchez. El lema en el que se centró fue: “La Vida y el dolor compartidos- Meditación ante la Cruz”.
Con claridad, sentimiento y hasta brevedad, sus palabras se convirtieron en una preciosa y a la vez comprometida meditación sobre la pasión de Cristo y sobre la respuesta que ello exige por parte de los que nos llamamos católicos. A lo largo de dos apartados : “Orar en la Pasión- Meditar en el misterio”, y “ Contemplar el relato de la pasión según S. Juan”, destacan frases como las referidas a necesidad del silencio, la encarnación ha llegado a su plenitud, la necesidad de entrar en el desierto del dolor .haciendo referencia a lo largo de su alocución a algunos de los momentos más significados de nuestras procesiones, y finalmente, después de citar a todas las cofradías, hermanadades y archicofradía, concluyó , con unas palabras ensalzando el interés nacional de la Semana Santa y rogando a los cofrades, que no olviden que llevan sobre sus hombros y ante sus ojos, los símbolos que llevan al Dios verdadero y que la imagen sin la realidad que presenta, no sirve, no tiene sentido; es pura idolatría. Finalizó rogando al Dios crucificado nos otorgue la bendición de estar a la sombra de su Cruz para poder sentir su presencia en todos los demás hombres.
El acto concluyó con un breve recital de La Coral “Ciudad de Astorga” dirigida por Dña. Milagros Alonso Cepedano que trasladó a todos a tres de los momentos más duros y fuertes de la Semana santa: Getsemaní, Soledad, abandono y dolor,, la Madre dolorosa y Él no está en el sepulcro. Ha resucitado”
Y como es tradicional, los sones de la dominica cerraron el trascendental acto.
